Aquellos pacientes y familiares que acudan a terapias con animales,
deben tener presente que el maltrato animal no es tolerable. El entrenamiento
debe hacerse con técnicas que garanticen un condicionamiento libre de
castigos corporales o psicológicos, para ello los entrenadores deben actuar sin
apremios, con la paciencia característica relatada en la literatura, hacia
animales no humanos.
Los pacientes o familiares que sospechen o hayan evidenciado un
maltrato animal deben denunciarlo, para ello existen un sin número de
asociaciones de protección animal, ONG, grupos animalistas, en algunos
países unidades de gestión animal y en otros jueces agrarios con competencia
en biodiversidad, fauna doméstica y silvestre. Tener contacto con este sistema
de protección animal, es bastante sencillo, pues suelen acaparar las redes
sociales, lo importante es informarse previamente sobre la fama del organismo
antes de acudir a ellos. Lo lógico es que estas organizaciones antes de difundir
información sobre maltrato por parte de algún centro de terapias animales,
realicen una investigación previa, conversen con los directivos, constaten
información, inspeccionen el centro con la participación de veterinarios, todo
ello es necesario para lograr un panorama claro del posible maltrato animal y
para arribar a conclusiones.
Denunciar los maltratos con animales, forma parte de una estrategia de
coerción hacia centros de terapias con animales, que propenderá a una cultura
de respeto hacia estos. Presenciar y tolerar el maltrato animal, te convierte en
cómplice, lo que más tarde o más temprano puede ser incluso castigado. No
en vano la Declaración Universal de los Derechos del Animal (1977e), en su
artículo 14 establece que: “a). Los organismos de protección y salvaguarda de
los animales deben ser representados a nivel gubernamental. b). Los derechos
del animal deben ser defendidos por la ley, al igual que los derechos del
hombre”.
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Arbitrado
11. No naturalizar el maltrato animal