entre pacientes y animales, y en caso de que se suspendan las terapias, o se
cambie el animal, podría experimentarse un retroceso o involución. También
ocurre que cuando animales guías mueren o son apartados del paciente,
puede producirse cuadros depresivos que afectarán la condición previa del
paciente. Por estos motivos el terapeuta puede sugerir el cambio constante del
animal de asistencia, incluso el cambio de terapia. También puede ocurrir que
el paciente no tolere o resista el contacto con el animal, por predisposiciones
psicológicas o por la misma condición que padezca, por ello es necesario
alertar y reconocer que un animal de servicio no es para todos.
En definitiva, es importante que el animal de asistencia o guía reciba
cariño y compasión de parte de todos los sujetos que intervienen en los
procesos, debiendo retirar al animal del contacto con cualquier persona que
en algún momento reaccione agresivamente o lo maltrate. En este sentido, la
Declaración Universal de los Derechos del Animal (1977d), en su artículo 3
establece que: “a). Ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos
crueles”. El cariño constituye pues, una forma de reforzamiento positivo para
los animales de servicio, que deben ser recompensados, apropósito que no
reciben remuneración, la única manera de retribuirles es con cuidos y afecto.
10. Supervisar los entrenamientos
Muchas han sido las denuncias y videos que acaparan la atención en el
Internet, en las que se discute y observan maltratos de animales, también es
cierto que la mayoría se suscitan en Circos, Acuarios y Zoológicos, aunque
algunas terapias animales no escapan de estos señalamientos. Por ello, es
importante velar por los derechos del animal en las fases de entrenamiento,
pues pudiera ser la más crítica en cuanto a maltrato animal se refiere.
La supervisión de los entrenamientos puede hacerse a través del
trabajo conjunto de entrenadores, de modo que uno controle al otro, o por
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Arbitrado
Es preciso acotar que, en ocasiones se crea un nexo de dependencia