comenzado a discutir que los cetáceos son merecedores de derechos
humanos, toda vez que poseen conciencia, lo que se creía un atributo
exclusivo del humano, de allí que se vete su caza o cautividad.
9. Brindar afecto al animal
Es importante que el animal que participa en terapias asistidas reciba
afecto tanto del terapeuta como en la medida de las posibilidades del paciente
y sus familiares. Este afecto que se expresa con caricias, mimos, lenguaje
hablado y corporal, facilita el contacto con el paciente y hace que el clima de
la terapia sea propicio para la sanación.
Normalmente esta afinidad y complicidad entre el animal y el terapeuta
van surgiendo espontáneamente, dado el trato e interacción continua. Sobre
todo, gracias al animal que posee cualidades sanadoras y terapéuticas
innatas, que produce en los humanos la necesidad de demostrarle amor.
Como muestra de lo anterior, se ha expuesto que niños incapaces de
mostrar empatía incluso hacia sus padres, por diversos motivos, logran
demostrar su afecto hacia los animales de terapia, acostándose sobre ellos,
abrazándoles y hasta acariciándoles. Se trata de uno de los beneficios más
presentes en estas terapias, y que causa impresión y alegría en los padres y
familiares, que por primera vez ven a su hijo demostrar afecto y empatía,
transmitiendo así una sensación de sanación y sosiego también a los
familiares del paciente, que crecen y sanan conforme avanzan las terapias.
En pacientes agresivos, que se auto flagelan, se ha observado como el
animal logra con su interacción cesar la conducta hostil del paciente,
llevándolo a la calma. Los canes lo hacen abarcando al humano y lamiéndole,
buscando que sienta su cercanía y calor, hasta que el paciente detiene la auto
agresión y culmina por abrazarlo. Estos resultados son poco obtenidos por otro
humano, por más amor que sienta hacia el paciente.
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Arbitrado
Ante la publicación de la referida Declaración de Conciencia se ha