Revista Scientific Volumen 3 / Nº 9 - Agosto-Octubre 2018 | Page 272

Estamos ante un mundo complejo, por tanto, nuestro modo de pensar no debe ser ni parcializado ni dogmatizado, más bien, debe ser crítico y ampliado, donde nos preguntemos por las cuestiones últimas y primeras de la realidad. La práctica docente no debe quedarse en una mera repetición de contenido, en un dictamen de teoría, antes bien, debe desarrollar en los educandos la capacidad de razonar y que ellos mismos creen y formen un pensamiento crítico, es decir, sean capaz de examinarse y evaluarse a sí mismo y al entorno que les rodea, esto los llevará a adquirir un conocimiento complejo, estructurado y sistematizado. La misión fundamental que ha de tener el educador del siglo XXI, no es únicamente en ser transmisores de conocimientos, antes se debe ayudar a los estudiantes a formar su propia criticidad, donde la crítica no sea considerada en su concepción peyorativa, es decir, reprobación y censura, sino en su concepción elogiosa, la crítica como un establecimiento de juicio y toma de decisiones. El educando de hoy, requiere docentes capaces de enseñar en ellos dicha capacidad, así lograrán formar un pensamiento complejo, donde puedan articular todas las aristas del polígono llamado realidad. Es menester, por lo tanto, se debe tener presente en las teorías educativas actuales, como una de las propuestas que Morín recomienda, la cual ha de ser una norma fundamental en el proceso educativo hoy, “todo conocimiento opera mediante la selección de datos significativos y rechazo de datos no significativos” (Morín, 1990f, pág. 28). El proceso de aprendizaje se fundamenta en esa premisa, el educando quiere datos que le digan algo, que le sea significativo. Es así, donde el estudiante comprenderá que es sujeto activo en su proceso formativo y no pasivo, y de seguro tendrá la intención de aprender y desarrollarse. 271 Arbitrado la misión de incentivar la formación de pensamiento crítico y complejo.