Revista Scientific Volumen 3 / Nº 9 - Agosto-Octubre 2018 | Page 271

impuesto sino la verdad que ha sido refutada, “masticada” y digerida. La complejidad necesariamente me lleva a la “criticidad”. Ser crítico, es comprender la complejidad de la realidad, es no quedarse con una sola perspectiva. Es la no aceptación de un dato sin antes éste no ser mirado desde distintos enfoques, pues así el pensamiento no es mutilado, sino por el contrario ampliado. Morín entiende al mundo como una red, donde todo está vinculado, por consiguiente, la manera de afrontarlo debe ser multidisciplinar y a su vez, multirreferenciado. Esto lleva a tener como consecuencia lógica, la formación de un pensamiento crítico, el cual “hace referencia a ejercicios de cuestionamiento y de valoración, que nos permitan finalmente emitir un juicio o tomar una posición con respecto a un hecho, a un fenómeno o a una idea” (Morales, 2014, pág. 3). El proceso educativo actual requiere, por tanto, forjar hombres capaces de tener una búsqueda constante por la verdad, una inclinación natural por el saber, esto demanda afrontar un contenido, un dato, cuestionarlo y valorarlo, de manera que la comprensión de dicho dato, le ayude a tomarlo como cierto o no, de ese modo, el estudiante estará formando pensamiento complejo y crítico, y no solo conocimiento “condicionado”, como respuesta a un estímulo. Bien se sabe que el paradigma de la complejidad admite la imposibilidad de conocer todo de todo, sin embargo, el mismo admite que es posible conocer bastante de todo. Pero para que esto ocurra, es necesario en la formación, que el estudiante cuestione la realidad, se pregunte el porqué de las cosas. Así este nuevo paradigma luce como una opción para transformar el proceso educativo, acentuando el papel activo del estudiante y de la realidad. Todo es un complejo, tanto la razón como todo aquello que rodea al sujeto. 3. Conclusiones La teorización de la educación debe platearse como objetivos y metas: 270 Arbitrado formar un pensamiento crítico, donde no acepta la verdad como dogma