Revista Scientific Volumen 3 / Nº 9 - Agosto-Octubre 2018 | Page 268

que el hombre es, hace, vive y experimenta. Al considerar al hombre como un ser complejo, hay que considerar también así su modo de aprender. El proceso educativo, es decir, su manera de adquirir conocimiento hay que considerarlo no solo como un condicionamiento o como un constructo, sino como un proceso complejo, el cual debe fomentar una inteligencia multidimensional, capacitada en un conocimiento general y global. Morín propone necesario un pensamiento complejo y por ende, un pensamiento crítico, el cual puede referirse al ámbito educativo. Dicho pensamiento lleva necesariamente a considerar a la realidad por sí misma como compleja, donde el pensamiento, como afirma Morín (1990a): “debe afrontar lo entramado de la solidaridad de los fenómenos entre sí, la contradicción” (pág. 33). Por tal motivo, el pensamiento al igual que el proceso educativo no debe conformarse, como manifiesta Morín (1990b): solo “con el paradigma de disyunción/reducción/unidimensionalización, sino que debe ser sustituido por un paradigma de distinción/conjunción que permita distinguir y asociar” (pág. 34). Considerar la realidad como compleja, lleva necesariamente a decir que la misma no puede simplificarse, sintetizarse, definirse en una sola dimensión. Por tanto, la realidad al ser multidimensional y compleja puede y debe sustentar un pensamiento que tenga sus propias características: complejo- crítico y multidimensional. Simplificar la realidad y por ende parcializar el saber es fruto de la ciencia contemporánea. A raíz de ésta, se consideraba solo una arista de la realidad, la cual al ser sometida al paradigma disyunción-reducción, queda reducida a una sola dimensión. Sin embargo, una emergente racionalidad, una nueva epistemología, expresada bajo el término complejidad, surgida a mediados del siglo XX, viene relegando dicha simplificación, devolviéndole al 267 Arbitrado “devora”, asume todo. La complejidad del hombre está asumida por todo lo