Revista Scientific Volumen 3 / Nº 9 - Agosto-Octubre 2018 | Page 217

Actualmente las organizaciones tienen el reto de orientar, fortalecer su potencial humano hacia la obtención de mejores resultados tanto individual, grupal y organizacional, pues transitan hacia un cambio de paradigma donde el valor de lo intangible establece su principal diferencia, orientándose hacia las capacidades, habilidades, conocimientos que posee la organización para enfrentar entornos cada vez más complejos y competitivos, además de enfrentar desafíos para evaluar los elementos culturales que condicionan su dinámica social. La cultura de una organización es exclusiva, intangible, implícita, es el resultado de la interacción entre sus integrantes y estructura organizacional que permite distinguir una organización de otra, así como también, es guía en el comportamiento y el resultado de sus integrantes. Además, transmite sentido de identidad, influye en la conducta de los empleados hacia una determinada dirección mediante normas, que permitan modelar sus actitudes y comportamientos. No obstante, el funcionamiento eficaz de una organización está condicionado con los valores compartidos entre los empleados. Según Hofstede (2001a): expresa que “…los valores son deseos o anhelos conscientes y afectivos de las personas que guían su comportamiento dentro y fuera del ámbito laboral” (pág. 10); los valores proporcionan pautas de comportamiento ante situaciones de decisión. Las organizaciones que pretendan ser excelentes deben constituir los valores como la base fundamental en el comportamiento del recurso humano; a su vez, representan cualidades para evaluar la conducta de las personas, mitos, rituales, creencias, comunicación, lenguaje son pues, el conjunto de elementos que constituyen la esencia de la cultura organizacional. En este sentido es importante considerar a la Cultura Organizacional y valores Organizacionales, como una Visón emergente, puesto que, presentan 216 Arbitrado 1. Introducción