generó excedentes que debían ser distribuidos, lo cual dio origen a la
propiedad privada y la explotación del hombre en el trabajo. Sin embargo, dado
el crecimiento de las desigualdades entre los seres humanos y a fin de
propiciar la inclusión el estado concede al pueblo trabajador la oportunidad de
fundar una nueva sociedad a partir del trabajo colaborativo, el respeto y la
propiedad social.
Para lograrlo, se hace necesario que se fomente una conciencia del
bienestar común, donde cada uno realice aportes importantes en beneficio de
todos, promoviendo el uso racional y productivo de los recursos de las
comunidades donde participe el colectivo con miras a minimizar los efectos
negativos de la exclusión social y económica que favorezca la formación de
Redes de Empresas de Producción Social. Desde esta perspectiva, Álvarez y
Rodríguez (2008a), definen estas redes como:
…el espacio para que germinen, florezcan y fructifiquen los
proyectos productivos de los miembros de la comunidad que se
organizan y ponen de acuerdo para crear Empresas de
Producción Social (EPS) que les permitan potenciar y
complementar sus capacidades técnicas, profesionales. (pág.
109).
De esta manera, es urgente rescatar el valor de los medios de
producción, el trabajo colaborativo y productivo que impulse el Desarrollo
Endógeno como un mecanismo de desarrollo local y regional que posibilite la
incorporación de mejoras en la calidad de vida de los involucrados al generar
recursos a partir del trabajo que realicen en beneficio de todos. En tal sentido,
Fernández (2004), señala que el desarrollo endógeno:
Busca la implementación de una estrategia autóctona de
desarrollo que impulse una economía solidaria orientada a las
necesidades del colectivo y a los mercados nacionales, por
ende, que impulse la defensa y valorización del capital natural,
cultural y patrimonial; la defensa del capital social y
144
Arbitrado
satisfacción de sus necesidades y la de su grupo familiar. Esta situación