Revista Scientific Volumen 3 / Nº 9 - Agosto-Octubre 2018 | Page 106

fuerzas productivas, y como dice Heller (1998), citado por Hermoso (2013): “Ninguna sociedad puede existir sin el hombre…” (pág. 307). De allí que, la cotidianidad del hombre permite las Revoluciones Sociales, Culturales, Religiosas, Jurídicas y de Estado, gracias a la capacidad de aprendizaje y a la forma cómo usar, apropiarse y generar nuevos sistemas de vida, conocimiento, tecnologías, políticas, educación, que estén a tono con las necesidades paradigmáticas del momento. Por otra parte, el hombre social se objetiva formando su mundo, organizándose, ganando estabilidad en cuanto a la crisis, políticas, tareas, oportunidades, dificultades y construyendo su propia imagen y personalidad, logrando madurez intelectual para contribuir a su propio ritmo con la sociedad del conocimiento, ganándose el aprecio público, familiar e institucional y en otros casos la pérdida del respeto o pérdida de sus utilidades, a esta contribución se le añade un ingrediente indispensable conocido como factores conformados por: valores compartidos, normas, actitudes, cultura, confianza, redes y semejanzas para poder salir adelante. Al respecto, Fukuyama (2007), citado por Sánchez (2009): considera que el capital social son normas y valores compartidos que promueven la confianza y la cooperación social (págs. 235-254), siendo relevante estos factores en el capital social en cuanto al proceso de desarrollo y crecimiento económico de la sociedad. Ahora bien, los participantes del proceso de formación docente son el capital social (docentes-estudiantes) que amoldan a la organización llamada Universidad, entendiéndose que su desarrollo como profesional debe llenar las expectativas de la maya curricular planificada y aprobada por las instituciones educativas, en donde se forma el perfil ideal del docente que formará posteriormente a los jóvenes de educación primaria. Por lo tanto; es evidente la cuota de responsabilidad y cooperación de los formadores frente a las Universidades, ya que ese proceso educativo que 105 Arbitrado universitarias se adaptan a las formas sociales donde viven desarrollando sus