Las capacidades de los trabajadores no se adquieren en mercados
abiertos, son resultados de procesos prolongados de formación, siendo el
conocimiento colectivo un elemento fundamental y la estrategia competitiva de
cualquier empresa, asimismo, la formación no debe verse como un gasto, sino
como inversión que se traduce en beneficios tanto para el trabajador como
para la organización, ya que permite transmitir al trabajador habilidades,
destrezas y conocimientos para un mejor desempeño laboral, y por tanto, el
logro de objetivos y metas organizacionales.
Para ello las organizaciones requieren contar con programas de
formación a su medida, que le permita producir en sus trabajadores cambios
en
su
sistema
de
creencias,
modificar
actitudes,
adquirir
nuevos
conocimientos, y desarrollar capacidad crítica en el manejo de información, sin
embargo, existen en el mercado una diversidad de herramientas tecnológicas
que brindan formación online, lo que permite que las organizaciones
desarrollen acciones formativas para su personal.
Desde el año 2011, se habla de una “nueva ola tecnológica, que va
desde transición de tecnología de información a tecnología de colaboración,
que involucra el uso de tecnología online para crear nuevos conocimientos o
productos, trabajando y aprendiendo a distancia”. (Bernárdez, 2007a, pág. 54),
esta perspectiva nos recuerda que el mundo virtual, la tecnología colaborativa,
el internet, los dispositivos móviles, el e-learning llegaron para quedarse. Por
esto, las organizaciones y entre ellas las públicas, requieren considerarlas
cada vez más para aprovecharse de sus bondades, mejorar así las
condiciones y calidad de vida laboral, facilitar y agilizar los procesos y tareas,
mejorar el desempeño social, organizacional y de los grupos humanos en las
instituciones, siendo una de las actividades claves para alcanzarlo, la
capacitación del personal.
Generalmente, las capacitaciones en la administración pública son
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Artículo Arbitrado
1. Introducción