Revista Scientific Volumen 3 / Nº 7 - Febrero-Abril 2018 | Page 409

Losada, Pedro Reynoso, Francisco Fajardo, y otros conquistadores, también a Guicaipuro, Tiuna, Paramaconi y otros Caciques indígenas. Las voces de uno y de otro se intercalan en los poemas. Los conquistadores narran episodios en los que han tomado parte, y en esas narraciones se vislumbra el asombro del español ante el nuevo mundo, tal y como se percibe en los cronistas de Indias. Palomares (1967a): Que belleza la tierra cuando esa montaña sube un cuerpo blanco en sus aires y se estima su altura. Y el azul se ve limpio y es un filo quede solo lejano está bello. Apenas una línea de aurora y ya los caballeros reconocieron todo el sitio: ¡Qué templados aires! ¡Qué colinas! (pág. 125). Está también la visión del indígena, el asombro del primer habitante de esas tierras ante la llegada del invasor, y el odio y la terrible furia ante su crueldad. En Flecheros ellos, y corredores y saltadores nosotros, los caciques del centro se acuerdan para la guerra. Palomares (1967b): Podrida la tierra con esos fieros y terribles del mar. Achicaron los hombres volviéndolos un pasto ¡Ya no hay camino que no pasen! Llegó el día de meter los críos y las mujeres en la niebla. Todos los hombres bajarán por uno y por otro lado, por las alturas y la tierra entre los ríos sobre piedra y espuma, como puntas de lluvia y piedras, como cabellos de mujer y monte y más que hormigas bajarán. Pide a tus dioses, invasor ¡Limpia muy bien tus armas! (págs. 137-138). Así la Historia de la fundación de Caracas no es unilateral, se trata de comprender el fenómeno de la conquista de una manera más profunda y global, desde la poesía, desde la polivalencia poética. Es evidente la expoliación, el exterminio de los indios por parte del cruel conquistador, que, a su vez, siente amor por la ciudad fundada, por las nuevas tierras conquistadas. Palomares (1967c): Tal vez no seas la más hermosas de las Indias, Ni tu tesoro 408 Arbitrado comprende cuarenta y un poemas, en ellos vemos aparecer a Diego de