acabados, sino como una aproximación al conocimiento en construcción”. La
historia escolar solo llega a revelarle al estudiante una parte de los hechos
ocurridos en el pasado, mientras que la poesía, dada la naturaleza de su
discurso, puede acceder al pasado de una manera más libre, cuestión que
permite pensar que su relación con el pasado puede resultar una experiencia
mucho más atractiva y estéticamente significativa en el contexto escolar.
La Historia, como disciplina científica, pretende controlar las
condiciones subjetivas de quien la escribe; mientras que la Literatura delata
sin vacilaciones las intenciones del ser, produciéndose así una ruptura entre
la concepción poética y la concepción histórica, planteamiento que realiza
Siwka (1982a), la autora establece la separación casi hostil de los campos
respectivos del escritor y el historiador, producido por el establecimiento o
consolidación de la historia como ciencia, al ser transformada, interpretada e
insertada en la sociedad (escuela) como un discurso teórico que trata de
beneficiarse de otras ciencias.
Relacionando el discurso literario con el discurso histórico, se plantea
la producción de un discurso que hable desde varias perspectivas, que cubra
las necesidades y expectativas del sujeto en formación, y que a su vez
destaque los hechos acontecidos en un espacio geográfico-temporal
determinante para el ser humano en la constitución de su cultura, Siwka
(1982b):
Sin duda la Literatura y la Historia, son más impresionantes,
más llamativas, más leídas y sus efectos sociales y políticos
son de mayor relevancia cuando evocan los episodios sociales
de los pueblos y cuando exponen a la luz, el eterno humano
(pág. 23).
Existe una relación dialógica que pretende establecerse entre el
universo de la Literatura y el universo de la Historia (mediante sus discursos),
401
Arbitrado
materia escolar, no debe concebirse como un cuerpo de conocimientos