interacciona con su medio ambiente.
Al conceptualizar los estilos de pensamiento, Valadez (2009), revela
como aspectos distintivos la manera en que las personas enfocan sus tareas.
Dependiendo de las situaciones que se enfrentan se manifestará un estilo
determinado, por tanto, existen diferencias en la intensidad del estilo que van
de acuerdo a la identificación de la persona con éste. Son estilos variables, en
efecto pueden modificarse a lo largo de la vida. En fin, para la autora, el estilo
de pensamiento se refiere a una capacidad o aptitud y no a una habilidad.
Por su parte, López y Martín (2010), expresan: “los estilos de
pensamiento son los modos en que las personas prefieren utilizar las
capacidades intelectuales de que dispone” (pág. 255), es decir se relaciona en
cómo se emplea la inteligencia más que en el nivel que se tenga de ésta.
En este ensayo se siguen los planteamientos de (Padrón, 2014b), para
quien los estilos de pensamiento representan la personalidad cognitiva, son
los responsables del modo en que vemos las cosas, las conocemos y las
controlamos. Se orientan hacia tres factores: sentidos (la observación
controlada), cerebro (el razonamiento) y corazón (las vivencias e
introspecciones).
Sin duda alguna, sentidos, cerebro y corazón coexisten en el individuo,
son inseparables, pero en cada circunstancia que se presenta, manejo de
información o resolución de problemas uno de ellos tiende a ser el que nos
identifica. Al respecto, los estilos de pensamiento son:
•
Inductivo – Concreto: los individuos con predominio en este estilo de
pensamiento son pragmáticos, se guían principalmente por los sentidos
y la observación detallada del mundo que los rodea, ésta es la premisa
para comprobar los hechos, razón por la cual requieren el contacto
directo con el objeto de estudio.
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Arbitrado
nacer y se va consolidando en forma gradual en la medida en que el individuo