Revista Scientific Volumen 3 / Nº 7 - Febrero-Abril 2018 | Page 380

término idealismo para designar la teoría platónica en la que se exponía la posibilidad de que el hombre sólo pudiera conocer “ideas”, objetos subjetivos y privados de la mente humana. Desde este siglo hasta la figura de Kant (1724- 1804), con su actitud filosófica denominada Criticismo, los filósofos europeos se circunscriben en dos grandes tradiciones epistemológicas: el Racionalismo en el que figuran pensadores continentales como Descartes (1596-1650), Leibniz (1646-1716) y Spinoza (1632-1677) y el Empirismo representado por autores ingleses como Locke (1632-1704), Hume (1711-1776) y Berkeley (1685-1753). En la concepción racionalista del conocimiento el saber está constituido por la razón, siendo ésta el único principio y fundamento del conocimiento verdadero, porque solo ésta produce ideas claras, universales e indudablemente ciertas. Así lo afirma Descartes (2010), en su Discurso del Método: “despiertos o dormidos, no debemos dejarnos persuadir nunca sino por la evidencia de la razón” (pág. 65). Usa la matemática como modelo y la intuición intelectual como fuente de conocimiento. En la tradición empirista el verdadero conocimiento procede de la experiencia, dicho de otra manera, defiende como forma de conocimiento la comprobación detallada de los hechos mediante la observación, son los sentidos, las percepciones y las sensaciones los medios a través de los cuales surgen las ideas en la mente. El mayor exponente de esta postura Locke (2005a), en el documento original de 1689, asegura que “todas las ideas vienen de la sensación o de la reflexión. Supongamos, entonces, que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda inscripción, sin ninguna idea” (pág. 36). Esto significa que la razón humana está vacía antes de recibir la experiencia. Para (Locke, 2005b), existen tres formas elementales de conocimiento correlacionadas con el objeto conocido; Padrón (2014a), los expresa como “la intuición (vivencia, 379 Arbitrado Asimismo, (Sandín, 2003b), indica que a partir del siglo XVII surgió el