experiencias y saberes que vinculen en una categoría de capacitación de
habilidades y destrezas en una valorización del trabajo productivo, para
deslastrar una educación obsoleta, tradicional y anacrónica, con una nueva
postura filosófica de la enseñanza.
En tal sentido, Varone (2005), menciona que “el docente deberá dejar
de constituirse en un pasivo consumidor de innovaciones para transformarse
en un creador del currículo, llevar adelante una tarea educativa basada en sus
propias estrategias de enseñanza” (pág. 18), lo cual significa que es el docente
el transformador del currículo a través de la preparación que obtenga, siempre
que se le dé la oportunidad de participar ampliamente en la reformulación del
mismo, y así reflejar de forma creativa, los cambios requeridos en función de
su interacción con el medio y la acumulación de experiencias en su actividad
de enseñanza.
La gestión docente tiene que ir encaminada en la construcción de una
vitalidad teórico-práctica, con un fin radical. La misma tiene que ir vinculada al
estado de derecho, al currículo del sistema Educativo Nacional Bolivariano,
que sea el timón de dirigir el barco que es capitaneado de manera armónica
en docente y el estudiante.
De igual forma la gestión docente, tiene que transitar el camino en la
búsqueda de la verdad, de erradicar la exclusión del ciudadano en la
educación venezolana, tomando en cuenta la política educativa nacional en
que esta tiene que aproximarse a la realidad histórico social y económico del
país, para así transformar el paradigma nacional venezolano, a ser humanista
que forje a los niños y niñas y adolescente del mañana, actos para vivir en la
convivencia de la democracia.
La sociedad requiere un cambio en la gestión de las políticas educativas
para propiciar una fuente vigorosa y útil, para insertar la educación a los
cambios que plantea el hombre venezolano de una meritocracia de calidad
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Arbitrado
convivencia. De esta manera se debe activar una transformación curricular de