La participación comunitaria es un proceso cambiante y variable, lo cual
está vinculado con las actitudes, toma de decisiones y relación entre los
individuos, que en palabras de Bronfman y Gleizer (1994), se puede concebir
como una forma para la solución de problemas de diversa índole, que es
autogestionaria y brinda a la comunidad autosuficiencia e independencia,
aumentando su nivel de autonomía.
En este sentido, la participación es considerada como una parte
importante y fundamental para el desarrollo del ser humano; y un aspecto
relevante es que está representada por la unión y cooperación de una
comunidad en general. Según el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Humano (1993), la participación significa que “la gente intervenga
estrechamente en los procesos económicos, sociales, culturales y políticos
que afecten a sus vidas” (pág. 2).
De lo planteado anteriormente, se evidencia que la participación está
estrechamente relacionada con el desarrollo del ser humano, puesto que parte
desde su acción en todo su entorno y desenvolvimiento en la sociedad, con La
relevancia de que genera bienestar a la comunidad en la búsqueda de
soluciones a los problemas de diversa índole a través de la incorporación de
sus habitantes.
En Venezuela la participación es considerada en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (2009a), específicamente en el artículo
58 que la estipula como un derecho que tienen los sectores sociales, lo que
implica la incorporación en la elaboración de propuestas, y en la identificación
de prioridades. De este modo, es necesario que dentro de una comunidad los
ciudadanos se sientan libres de crear, diseñar, ejecutar y evaluar acciones que
se realicen de manera democrática para garantizar un desarrollo sustentable.
Al respecto, Gabaldón (2006a), señala que sólo a partir de la libertad, los
ciudadanos tienen la posibilidad de construir un tipo de desarrollo que
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Arbitrado
2.2. Participación Comunitaria