Revista Scientific Volumen 3 / Nº 10 - Noviembre-Enero 2018-2019 | Page 67

Pues simplemente, es porque a pesar, de que se esté estudiando un espacio físico reducido, el mismo puede estar caracterizado por una gran diversidad que empuja a la formación de microidentidades que establecen “ghettos” culturales circunscritos a la semiótica que el sujeto construye en torno al espacio en el cual se asienta. Tal circunstancia es producto de esa condición que Medina, González, Chamorro, y Ortega (1986), señala cuando indica: …que desde el punto de vista del espacio, la región suele asociarse a criterios muy disímiles, pues por igual se contrae a un pequeño valle fluvial, que bien se podría atrapar en una carta a escala 1:50.000, o a una extensa llanura que configuraría lo que Dollfus denomina una provincia geográfica, y aún a dominios espaciales y humanos mayores (pág. 29). Como trujillanos, y vistos desde el ámbito nacional, quienes habitamos en Trujillo nos hallamos enmarcados dentro de la región andina, arrojando un velo de anonimia y uniformidad que no responde con justicia a la realidad que se vive intramuros de este espacio. Es así, que en primera instancia se debe reconocer que: La región de los Andes cuenta con una diversidad de climas y microclimas que se relacionan con las diferencias altitudinales o pisos térmicos que caracterizan el área. La tierra caliente, templada, fría y paramera se extiende desde los 0 hasta los 5.900 metros sobre el nivel del mar y cada zona presenta un ecosistema que influyó en el desarrollo de la tecnología y las formas de organización social y política de las comunidades prehispánicas (Salazar, Rojas y Ortega, 2000, pág. 75). Esta condición natural del espacio andino, a su vez provoca singularidades en las actividades humanas, particulariza el quehacer de los hombres y modela sustancialmente ciertos patrones y/o modelos de conducta. Conlleva a la aprehensión de además del espacio; de los signos, símbolos e 66 Arbitrado Pudieran preguntarse.