En un intento por avanzar en esta propuesta defiendo la idea de
desmontar la figura del docente entronizado por un sujeto docente capaz de
conversar, escuchar con atención al estudiante para favorecer el dialogo
sustentado en bases sólidas y en un clima de respeto, inclusive si están
presentes intereses de poder. Así lo corrobora Gadamer (2000b): cuando
plantea que: “El hacerse capaz de entrar en diálogo a pesar de todo es la
verdadera humanidad del hombre” (pág. 29). Entonces, lo importante es
comprender en las relaciones de poder presentes en la práctica docente la
discursividad e intersubjetividad y reconocer las posiciones que tanto el sujeto
docente como el sujeto aprendiz ocupan en la situación dialogal.
Esto implica, examinar la manera en las que el discurso desempeña un
papel dentro del sistema estratégico en el que las relaciones de poder entre el
docente y el estudiante están implicadas. De este modo, se requiere de la
experiencia dialogal para establecer relaciones con el otro, en particular con el
estudiante al interior del aula universitaria, convirtiéndose ésta no solo en un
espacio físico lo más importante en el ambiente dialogal, en la que oyente y
hablante busquen comprensión y entendimiento. Rescatamos de Freire
(2008b), la visión dialógica al asumirla como:
…un fenómeno humano por el cual se nos revela la palabra, de
la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay
que buscar la palabra y sus elementos constitutivos.
Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una
unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que
no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea
transformar el mundo (pág. 37).
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Arbitrado
…siempre que se considere el futuro como algo dado de
antemano, ya considerándolo como una pura repetición
mecánica del presente, con cambios apenas adverbiales, ya
porque será lo que tenía que ser, no hay lugar para la utopía,
es decir para el sueño, para la opción, para la decisión para la
espera en la lucha, única en que existe esperanza. No hay lugar
para la educación, sólo para el adiestramiento (pág. 117).