Revista Scientific Volumen 3 / Nº 10 - Noviembre-Enero 2018-2019 | Page 349

En un intento por avanzar en esta propuesta defiendo la idea de desmontar la figura del docente entronizado por un sujeto docente capaz de conversar, escuchar con atención al estudiante para favorecer el dialogo sustentado en bases sólidas y en un clima de respeto, inclusive si están presentes intereses de poder. Así lo corrobora Gadamer (2000b): cuando plantea que: “El hacerse capaz de entrar en diálogo a pesar de todo es la verdadera humanidad del hombre” (pág. 29). Entonces, lo importante es comprender en las relaciones de poder presentes en la práctica docente la discursividad e intersubjetividad y reconocer las posiciones que tanto el sujeto docente como el sujeto aprendiz ocupan en la situación dialogal. Esto implica, examinar la manera en las que el discurso desempeña un papel dentro del sistema estratégico en el que las relaciones de poder entre el docente y el estudiante están implicadas. De este modo, se requiere de la experiencia dialogal para establecer relaciones con el otro, en particular con el estudiante al interior del aula universitaria, convirtiéndose ésta no solo en un espacio físico lo más importante en el ambiente dialogal, en la que oyente y hablante busquen comprensión y entendimiento. Rescatamos de Freire (2008b), la visión dialógica al asumirla como: …un fenómeno humano por el cual se nos revela la palabra, de la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo (pág. 37). 348 Arbitrado …siempre que se considere el futuro como algo dado de antemano, ya considerándolo como una pura repetición mecánica del presente, con cambios apenas adverbiales, ya porque será lo que tenía que ser, no hay lugar para la utopía, es decir para el sueño, para la opción, para la decisión para la espera en la lucha, única en que existe esperanza. No hay lugar para la educación, sólo para el adiestramiento (pág. 117).