docente.
Sin
embargo,
los
estudiantes
ejercen
comentarios
en
sus
conversaciones informales, relacionadas con los profesores que han sido o
son sus facilitadores del curso, por ejemplo, emiten expresiones como: “esta
vieja es muy aburrida”, “ese profe se puso Chucky”, “qué ladilla es la clase de
esa profe”. En este contexto, se perciben enunciados que tienen un estatus
propio de su género, y las perspectivas que ellos tienen relacionadas con
hombres o mujeres son disímiles. Es decir, las expresiones de los estudiantes
en sus situaciones comunicativas grupales identifican a la persona que las
dice, reflejan su género, su identidad.
3. Conclusiones
La tan criticada forma de hablar de los estudiantes tiene que ver, en
ocasiones, con un desconocimiento de las variedades lingüísticas. Si se
pueden entender estas como una serie de aspectos de similar distribución
sociocultural, la jerga de los estudiantes tiene que ver con una característica
lingüística asociada a un grupo etario. Además, si como jóvenes poseen su
propia música como señal identitaria, entonces el habla es una marca de
identidad para ellos. Y en esa búsqueda de identidad, que se construye
permanentemente en la interacción grupal, se debe diferenciar entre la
interacción entre los pares y la interacción en otros contextos, ajena a lo que
es la vinculación de amistad y compañerismo.
Sin lugar a duda, la manera en que se comunican oralmente los
estudiantes constituye un habla con identidad propia, una forma de establecer
señales en su identidad juvenil con el propósito de diferenciarse de otros
grupos. En los estudios de pragmática se habla de cortesía y anti-cortesía, que
no es lo mismo que decir descortesía.
Los estudiantes usan, en incontables ocasiones para comunicarse entre
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Arbitrado
profesor. Se usa sin hacer diferencia de que se trata de un docente o una