asociando el saber dentro de los currículos en unidades separadas, sin que se
establezcan relaciones entre unas y otras, como elementos dispersos de un
rompecabezas que se suministran a los estudiantes, sin indicarles las
instrucciones para su armado. Ello genera, en los alumnos, dificultades para
comprender y vincular los conocimientos entre sí, incapacidad para trasladar
las aplicaciones de un área del saber a otra, imposibilidad de calibrar los
conocimientos para usar el más idóneo en un caso concreto, y la percepción
de que el conocimiento aprendido de manera fragmentada carece de sentido,
pues no corresponde a la realidad por abordar.
Este hecho no se presenta gratis, se trata de la proyección, en el
campus universitario, de la manera en que se organiza y se produce el
conocimiento científico, cuyos resultados constituyen los contenidos de la
educación superior en el mundo contemporáneo: la disciplinariedad, que se
caracteriza por su atomización del conocimiento y se basa en el paradigma
positivista clásico de la ciencia. En otras palabras, el paradigma divisionista
del conocimiento llega a ser asumido por las universidades, conllevando un
modelo educativo bajo iguales características.
3. Conclusiones
El acercamiento a la transdisciplinariedad genera en el campus
universitario un escenario crítico desde el cual docentes y estudiantes puedan
sentirse libres, para cuestionar y expresar su desapego hacia los paradigmas
educativos actuales, por lo que es relevante resaltar que se ha presentado una
transformación evolutiva en el proceso de enseñanza y aprendizaje, el cual
debe ser enfocado desde el aprender haciendo, aprender y desaprender, a
vivir en colectividad, pues sólo así es que los seres humanos generan
conocimiento que puede conducir, a través de la educación, hacia una
amplitud de saberes que no puede estar limitada a un entorno de vida.
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Arbitrado
disciplinario y por organizar e impartir el conocimiento fragmentadamente,