Revista Scientific Volumen 3 / Nº 10 - Noviembre-Enero 2018-2019 | Page 286

Así mismo agrega Morin que el modo de conocimiento de los seres humanos no ha trabajado con suficiencia la capacidad para contextualizar la información, de manera que pueda ser integrada en un todo que le proporcione entendimiento. Como individuos, afirma Morin (2011b:141), lo siguiente: sumergirnos en la sobreabundancia de informaciones, cada vez nos es más difícil contextualizarla, organizarla y comprenderla. La fragmentación y la compartimentación del conocimiento en disciplinas que no se comunican nos impiden percibir y concebir los problemas fundamentales y globales. La hiperespecialización rompe el tejido complejo de lo real, el predominio de lo cuantificable oculta las realidades afectivas de los seres humanos. En este contexto, siguiendo las palabras de Morin, surge la transdisciplinariedad que Martínez (2013b:86): la relaciona con un conocimiento superior emergente, producto de una tendencia dialéctica que se nutre del pensamiento, permitiendo superar los límites de los distintos campos del conocimiento disciplinar, con el propósito de generar imágenes más completas de la realidad, mejor integradas, por tanto, más verdaderas. Se trata, de acuerdo con lo planteado por el autor señalado, el propósito se enfoca dar soluciones al parcelamiento y la fragmentación del conocimiento que proyectan las disciplinas particulares y su derivada hiperespecialización, de allí su incapacidad para comprender las complejas realidades del mundo actual, distinguidas por el conjunto de nexos, relaciones e interconexiones de los elementos que la constituyen. A partir del siglo XIX, el sistema educativo y, en particular el universitario, casi en su totalidad, se ha representado por su carácter 285 Arbitrado planetaria son, al mismo tiempo, crisis cognitivas. Nuestro sistema de conocimientos, tal y como se nos inculca y fija en la mente, conduce a importantes conocimientos.