Revista Scientific Volumen 3 / Nº 10 - Noviembre-Enero 2018-2019 | Page 210

359). Con referencia a lo anterior, la filosofía educativa planteada en el Emilio coloca la duda a todo lo que se ha enseñado sobre la religión. En cuanto a la formación del adolescente, Arrieche (2018), afirma que: “Es necesaria una instrucción que lleve ideas que formen al ciudadano, para el progreso y el desarrollo del pueblo, en el campo educativo, socioeconómico, cultural y religioso” (pág. 1). En ese sentido, se debe preparar al joven para la vida. En otro orden, existen otras disciplinas que deben ser estudiadas en la etapa descrita estas son: la Poesía, el Ajedrez, el teatro, la preparación física y el juego. Los idiomas o las letras también forman parte en la Filosofía roussoniana. Recomienda la enseñanza del latín y el francés como elementos esenciales en la formación de los jóvenes. También se puede decir, que en esta etapa se aprenden y perfeccionan los oficios básicos para la vida. Según Valenzuela (2009b), dice: “El oficio se aprende en este periodo. Se produce aquí una ruptura radical respecto a la educación impartida hasta ahora” (pág. 1). Interpretando a la autora, en esta fase se empieza a ver el mundo de una manera distinta ya que el individuo o joven interactúa ampliamente con la sociedad ya que incorporado al campo laboral este se relaciona con su entorno y adquiere responsabilidades. Aunado a esto, en la adolescencia se discuten temas relevantes que para la fecha eran intratables en torno a la Filosofía, Historia, sexo y religión Valenzuela (2009c), señala: Su educación moral toma un nuevo rumbo cuando hay que hacer frente a la necesidad de explicar lo relativo al sexo, que anteriormente había sido mantenido deliberadamente fuera de su plan de estudios y orientar en el campo de las emociones (pág. 1). La afirmación anterior planteada por Rousseau, es testimonio de ser un serio crítico al sistema educativo imperante de la época. En ese sentido, pensó 209 Arbitrado Rousseau (1959i), reflexiona: “Es necesario creer en Dios para salvarse” (pág.