Revista Scientific Volumen 3 / Nº 10 - Noviembre-Enero 2018-2019 | Page 203

En el orden de la idea anterior, se evidencia que quien estuviera fuera del orden establecido por la monarquía y la iglesia católica o lo que es lo mismo quien hiciera planteamientos que fueran significativos para mejorar la sociedad se consideraba como un desobediente y rebelde. A Rousseau no le fue fácil andar en Europa sin ser reconocido como un hombre que atentaba contra los poderes establecidos y representar un peligro para el Estado. En el contexto en Frances predomina la filosofía racionalista o método Cartesiano o de Rene Descartes. Para ese entonces, esa nación goza con una amplia diversidad de pensadores en el campo de filosofía, las letras y la política, pero eso no fue suficiente para que ese país estuviera inmerso en un régimen monárquico que no daba respuestas satisfactorias a la población en cuanto a las necesidades básicas para vivir. Las obras de Rousseau, El Emilio, El contrato Social, El origen de las desigualdades entre los hombres, Confesiones entre otras fueron grandes por su contenido político y educativo. Es decir, esos textos aceleraron la revolución francesa y la escuela nueva en Europa. Sus textos quedaron prohibidos por las esferas del poder. A la vez, es condenado por el parlamento francés y con esto se sentencia orden de prisión en su contra. Sin poder estar en Francia ni en Suiza su país de origen tuvo que partir a Inglaterra en donde los buenos oficios de otro genio de la filosofía política como David Hume le da cobijo para que este continúe con su obra. Con referencia a la educación recibida por los jóvenes de la Europa de aquel entonces Rousseau realiza severas críticas y escribe sus novelas pedagógicas el Emilio y la nueva Eloísa. Ambas dedicadas al campo de la educación. Esos textos son tratados educativos dirigidos a los maestros, padres de familia y público en general. Con esto pensó que contribuía al 202 Arbitrado doloroso e indeseado rechazo que sufrió de parte de sus propios coetáneos, los «philosophes», los mismos «ilustrados» incomodados por la radicalidad de sus ideas (pág. 1).