Revista Scientific Volumen 3 / Nº 10 - Noviembre-Enero 2018-2019 | Page 161

Sin embargo, muchos de los educadores confrontan ciertas problemáticas referentes al caso: - La formación resulta ser un proceso no necesariamente permanente, más bien alejado de un modelo de socialización, donde poco se incorporan conocimientos y prácticas que ayuden al análisis de diversas situaciones relacionadas con la institución, los estudiantes, los saberes y la toma de decisiones; en este sentido, el desconocimiento y la ausencia del uso TIC, no promueve procesos integrados que conlleven a la mejora de los métodos didácticos aplicados en las aulas, por lo tanto no se consigue del todo un desarrollo significativo que genere innovación educativa. - Un desarrollo profesional alejado de la comprensión y utilización de las TIC en las clases, impide que la tecnología se integre y forme parte de los nuevos enfoques educativos, desmejorándose el enriquecimiento del aprendizaje de los niños involucrados, lo que podría generar un fuerte impacto negativo en su desarrollo y en su futuro desenvolvimiento en la formación a niveles superiores, en la comunidad, en el mundo laboral y en la sociedad en general, ya que ese menor se va a encontrar en una posición deficitaria frente a otros que sí han disfrutado de los espacios tecnológicos. - Se puede decir que los profesores no cuentan con una serie de competencias de cara a la utilización de las TIC, en cuanto a los contenidos y área de trabajo específicas se refiere; hecho que puede manifestarse negativamente no sólo en su labor formadora sino que además podría repercutir en sus planificaciones de aula, en el dominio para la inserción de 160 Arbitrado modelos, patrones sociales y valores que nos hacen necesariamente repensar los procesos de aprendizaje y los procesos de enseñanza. Y es en ese contexto que la investigación realizada indaga acerca de cómo deben aprender y cómo deberían aprender los docentes en el contexto de la sociedad de la información, del conocimiento y de las tecnologías.