La educación ambiental es un campo en continua construcción, su
génesis se remonta al viaje inaugural de la hominización transcurriendo por
todas las épocas y, adquiriendo estatus con la percepción de la crisis
ambiental contemporánea. Durante el último siglo, el escenario ambiental
entra en los escenarios, políticos, científicos, económicos y educativos,
incorporando atribuciones conceptuales; generando espacios para el análisis,
interpretación, comprensión y reflexión de acuerdo con los cambios y
transformaciones de estos tiempos.
De esta manera, a nivel mundial, emerge la necesidad de una
Educación Ambiental. Finalizado los años los setenta, los círculos científicos y
académicos y el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas,
haciéndose eco de este clima se iniciaron los preparativos que dará pie a la
celebración en Estocolmo de una Conferencia Intergubernamental en el año
de 1972, en la cual se originó el programa de las Naciones Unidas (PNUMA),
dando impulso al Primer Seminario Internacional de la Educación Ambiental.
Por otra parte, el hombre ha ido alcanzados niveles superiores de
diferenciación con respecto a otros organismos vivos, fundamentalmente, por
la conciencia reflexiva que le acompaña la cual lo ha conducido a instalarse
con propiedad sobre los ecosistemas a través de todo un andamiaje adaptativo
y, aún más allá, de transformación del medio natural del que se vale. En este
interactuar la ciencia ha dado especial importancia a todo el quehacer humano,
matizándolo con atributos como un ser eminentemente cultural.
Aún, en la actualidad, luego de reformas insustentables, sigue
expresándose la fragmentación en la educación ambiental, reflejo del
pensamiento de la ciencia clásica edificada en la modernidad, la cual ha
mostrado su incontenible proceso entrópico, ocasionando efectos de grandes
magnitudes como lo son: la depreciación de los sentimientos, materiales y
espirituales en el conjunto humano, principalmente, los que habitan en las
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Arbitrado
1. Introducción