pensamientos nuevos.
Desde esa perspectiva, Flower y Hayes (2009), expresan que, “de
acuerdo con los estudios de la génesis textual, la escritura constituye un
proceso laborioso, el cual involucra tres grandes tipos de operaciones
intervinientes de forma recursiva y variable, según los sujetos escritores, así
como el tipo de texto” (pág. 33). Estas operaciones se interrelacionan durante
el acto de escritura, en ningún momento constituyen etapas lineales.
Así, el acto de leer y escribir debe avanzar unido uno del otro. Según,
Ferreiro (2000e), citado en Álvarez y Hasbun, (2014b), “los estudiantes antes
de llevar a cabo una lectura convencional, logran una interpretación de textos
libros, cuentos, publicidad, recetas, y ésta reside en darle sentido a los
escritos… a través de imágenes, símbolos, todo esto desde interpretación
basada en hipótesis personales” (pág. 21).
De esta manera, la autora expresa que el aprendizaje de la escritura se
desarrolla paralela y paulatinamente con la lectura. Así pues, se le da al sujeto
la oportunidad de escribir cartas, mensajes, reacciones a lecturas, cuentos,
entre otros. Los trabajos escritos pueden ser guardados en portafolios en los
que se evaluará el proceso por el que ha pasado el niño en la creación de sus
escritos.
Es decir, se enfatiza la escritura como proceso, no como producto,
guiando al niño en las fases más importantes de la misma a saber: selección
del tópico, expresión de ideas, revisión y publicación. El sujeto puede ser
ayudado en este proceso por el maestro o la maestra o por sus compañeros y
se le brinda oportunidad de compartir sus escritos en diversos medios de
publicación. El maestro o la maestra no enfatizan la corrección ortográfica, sino
la expresión del significado dando prioridad a la función sobre la forma. En
síntesis, para la presentación de esta revisión teórica se han comentado la
enseñanza de la escritura y la lectura de forma separada, ambas áreas son
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Arbitrado
su pensamiento, reorganizando y produciendo conocimientos, ideas,