Cuando se juega con el lenguaje se sitúan en marcha los mecanismos
psíquicos de la imaginación y la creatividad, lo que se constituye en motor de
crecimiento mental, físico y espiritual. Por ello, compartir la lectura como
estrategia didáctica se tiene que consiste en: leer a los niños, leer con los niños
y leer para los niños. La primera, leer a los niños sucede cuando se observa
que los niños/as no están en capacidad de realizar lecturas por si solos, y
cuando ellos lo soliciten, así ya estén alfabetizados.
Entretanto, la segunda leer con los niños, consiste en acompañarlos
durante la lectura de manera individual, respondiendo a sus solicitudes, ya
sean estas interrogantes, dudas acerca de la interpretación del texto o
simplemente cuando pidan ayuda para concluir la lectura. Por último, leer para
los niños, tiene como finalidad hacer partícipes a los estudiantes de un texto
que el adulto significativo disfrutó y sintió la necesidad de compartirlo.
Generalmente este tipo de lectura es realizado en voz alta.
La lectura como se ha señalado anteriormente, puede comenzar mucho
antes que en la etapa escolar. Una vez que el niño alcanza ésta, se sugieren
actividades que apoyen la transición a la palabra escrita. Esto se logra al
fomentar que los niños usen estrategias como, por ejemplo, “la confirmación,
la autocorrección, la predicción, la inferencia y la voluntad de arriesgarse”. Esto
se logra mediante el uso de materiales auténticos, no de programas de libros
de texto.
2.4. Enseñanza de la Escritura
En relación con la escritura, ésta puede concebirse como un acto de
expresión, el cual constituye no solamente un instrumento de comunicación,
sino esencialmente una herramienta que permite al individuo reflexionar sobre
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Arbitrado
entrar en contacto con la literatura y jugar con el lenguaje
literario creando y recreando: versos, poemas, rimas, coplas,
retahílas, adivinanzas, refranes, cuentos, entre otros (pág. 49).