Revista Scientific Volumen 2 / Nº 6 - Noviembre-Enero 2017-2018 | Page 117

Es decir, que muy a pesar de los procedimientos que se ponen en práctica para la transformación de desechos domésticos, no son suficientes para satisfacer la demanda por la gran cantidad de desechos que emergen de los hogares, de acuerdo a lo expuesto por el autor aún y cuando en los países desarrollados utilizan grandes tecnologías para ello se hacen insuficientes, sin embargo, en Venezuela por lo que se puede observar no se cuenta con tales procedimientos y por ende los focos de contaminación son evidentes. Es decir, que el venezolano no analiza su conducta en lo que respecta con el estado ambiental, por lo que se deduce que sólo destaca importante los problemas que afectan su entorno inmediato, como es el humo y la basura, ya que los mismos son más tangibles para su efecto visual debido que los asocian a un servicio público como es el aseo urbano, sin hacer ninguna actividad adicional en el caso de no contar con tal servicio. En tal sentido, Adán, citado en Temas Ambientales.com (2017), manifiesta que, “en Venezuela se estima que, en promedio, cada persona produce 850 g de basura por día. Si se agregan los residuos de comercios, hospitales y servicios, la cantidad aumenta en 25-50%, y alcanza hasta 1,2 kg por persona/día.” (pág. s/n). Por lo antes expuesto, y si se toman en cuenta los datos del Instituto Nacional de Estadística, donde se reflejó una población total de 28.946.101 personas en el Censo de 2011 y se proyectó que para el 2015 la población alcanzaría 30.620.404 personas, sino se toman las medidas adecuadas contra el control de desechos orgánicos e inorgánicos, el territorio nacional prácticamente se inundará de basura. Es importante resaltar que la parroquia Ciudad Bolivia del municipio Pedraza no está exenta de la grave contaminación ambiental en la cual está 116 Arbitrado desperdicio se generalice bajo el auspicio de frases tales como “Úselo y tírelo”, provocando de esta manera, desmesurada cantidades de residuos contaminantes (pág. 2).