Durante muchos años, el hombre, a través de sus prácticas diarias de
tipo doméstico, comercial, industrial; requiere de procesos sencillos o
complejos que generan una diversidad de productos e igualmente de
desechos que consideran como inservibles, pero que tienen utilidad; a estos
se les denomina: residuos. Dentro de estos, se encuentran diferentes tipos;
clasificados de acuerdo con su estado (líquido, sólido, gaseoso), a su origen
(residencial, comercial, industrial, entre otras), a su manejo (peligroso e inerte)
y por último a su composición (orgánica e inorgánica).
Lo antes mencionado, permite decir que los residuos pueden ser
aprovechadas siempre y cuando desde el momento inicial de sus uso o
desusos del recipiente se oriente el para qué y cómo sirven para formar,
organizar, reutilizar, todo aquello que en un momento dentro del hogar
empresa, escuela, organismos e instituciones, puede ser utilizados
nuevamente, como una manera de evitar la contaminación por ellos. Es por
eso que, cada día que pasa, la producción de residuos va creciendo
exageradamente,
originando
una
problemática
ambiental
como
la
contaminación a recursos naturales y la contaminación visual entre otros. De
acuerdo con lo antes expuesto Annecca, citado en Padilla (2017), afirma lo
siguiente:
En países industrializados como Estados Unidos, Japón,
Rusia, teniendo sólo la cuarta parte de la población mundial,
utilizan el 80% de los recursos naturales del planeta en las
exigencias propias del desarrollo tecnológico que se lleva a
cabo en estos países. Estos modelos de desarrollo exigen
grandes cantidades de recursos y energía para transformar la
materia, pero generalmente la producción de bienes utilizables
va acompañada de una gran cantidad de desechos no
deseables que contaminan al ambiente. De igual forma los
estilos de vida se distinguen por el consumo indebido de
productos y envases desechables, haciendo que la cultura del
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Arbitrado
1. Introducción