Hurtado (2014), resalta que: “las unidades de estudio se deben definir de tal
modo que a través de ellas se puedan dar una respuesta completa y no parcial
a la interrogante de la investigación”. (pág. 152).
En este orden de ideas la reducción de la información recabada se
realizó con la práctica las siguientes fases: categorización, contrastación y
teorización, estas fases permitieron darle el tratamiento adecuado por ser
propios del paradigma de investigación interpretativo. De acuerdo con la visión
de Martínez (2002), describir categorías es “…clasificar las partes
significativas, de ir constantemente diseñando y rediseñando, integrando y
reintegrando el todo y las partes, a medida que se revisa el material y va
emergiendo el significado de cada sector, evento, hecho o dato” (pág. 71). Es
el surgimiento de unidades apriorísticas para reordenarlas desde su
entramado de unidades emergentes con nuevos significados.
De igual forma, la información recopilada permitió la fiabilidad de
manera hermenéutica y dialógica, recurriendo a la comparación de los
componentes
ontológicos,
contrastando
los
resultados
mediante
la
triangulación, que permitieron la interpretación del pensamiento de los autores
citados, partiendo de la descripción de categorías y subcategorías hasta la
teorización.
Respecto a la teorización, Ruiz, (2003), indica lo siguiente: (…) la
estrategia de una investigación cualitativa va orientada a descubrir, captar y
comprender una teoría, una explicación un significado (…) (pág. 57); en este
sentido, la reflexión ontoepistémica emergió a partir del contraste de la
información recabada en función de las vivencias de la investigadora, con
ideas y frases implícitas en el del estudio realizado a los constructos
planificación, transdisciplinariedad y Educación Ambiental en el ámbito
universitario.
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Arbitrado
gnoseológicos de los autores citados y desde la realidad de la investigadora.