El hombre, ha venido desarrollando estilos de vidas incompatibles con
el ambiente. El acelerado deterioro de la biósfera ha contribuido con el proceso
tecnológico e industrial sin racionalidad. Es necesario utilizar los adelantos de
la ciencia y la tecnología de manera integral y armónica en función de la
protección del ambiente y del avance económico y social de las comunidades.
Para ello, es preciso que se produzcan cambios en la mentalidad de los
hombres y se creen patrones de conducta sostenibles, de manera que las
personas, tengan conciencia del beneficio del ambiente que sobre su bienestar
produce, así como el impacto que este ejerce en sus estilos de vida.
En los países europeos, han basado su alto perfeccionamiento
industrial en la degradación y destrucción del ambiente y de los recursos
naturales; por lo tanto el modo privilegiado de alcanzar el modelo deseado se
encuentra vetado en América Latina. En este sentido, dada la importancia de
la protección del entorno natural, en los últimos tiempos se ha creado una
trascendental legislación ambiental, la cual se orienta básicamente hacia los
estándares de calidad que deben tener las empresas y sus productos para
producir el menor impacto ambiental.
Para nadie es un secreto que los estándares de protección ambiental
exigidos a las empresas y a los productos sólo pueden ser cumplidos si se
trabaja con tecnología de punta, recurso escaso en Latinoamérica. Por lo
tanto, esta normativa ha servido para la consolidación de los grandes
monopolios productivos de los países industrializados, en la medida en que
excluye de la posibilidad de competir a las empresas en este espacio. En este
sentido la escuela, centro formador del hombre, no puede estar ajena a los
problemas relacionados con el equilibrio entre la sociedad y el medio
ambiente; por el contrario, a ella corresponde una función significativa
contribuyendo a que los estudiantes, profesionales y la sociedad en general
participen activamente en la protección del ambiente.
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Arbitrado
1. Introducción