sostiene que no puede venir del exterior ni que se trata de deberes que hay
que imponer, sino que tiene que nacer del hombre mismo hasta alcanzar su
plenitud.
Con base a lo anterior se enfatiza sobre la complejidad del compromiso
social-ético del personal docente según Hernández (2011) parte de la filosofía
refiere que la ética y el compromiso se obtiene a través de la conducta
humana, es decir, las reglas, principios que todo ser humano debe ajustarse a
su actuación. De ahí las acciones de las personas con relación al
comportamiento y objetivos que se desean alcanzar.
En virtud a lo planteado el autor mencionado plantea que el docente en
la actual sociedad compleja es quien a través de las actividades sociales
proporciona el fortalecimiento del entorno comunitario con la finalidad de
mantener un bienestar en el desarrollo y el progreso necesario para el entorno
o la sociedad que circunda en la institución. De igual forma el docente es quien
de manera responsable se compromete con el logro de los objetivos que la
institución educativa tiene, tomando en cuenta las políticas educativas,
Desde esta perspectiva de la complejidad de la educación debe ser
diferente si cada uno asume no sólo un código de ética sino las normas que
colectivamente ayuden a los ciudadanos a ser mejores hombres cada día y a
identificar las relaciones entre humanos como las más convenientes pero no
hacia una moral sino hacia la mejor manera de ser felices; es decir, asumir el
compromiso.
A esto se le acuña lo que plantea Flores (2015) que la complejidad del
hombre, como ser social se hace en la medida en que es educado, quiere decir
que el proceso de aprendizaje humano desde el punto de vista de su
incorporación al mundo, por su naturaleza social se adapta a la vida
organizada con otros seres humanos, ya que la mirada de la educación
227
Arbitrado
“desmoralización”, para lo cual hay que tener “altura moral”, algo que la filósofa