El Pensamiento Estratégico se podría entender según, Ohmae, (ob.cit)
como “la mezcla de métodos analíticos y flexibilidad mental utilizados para
obtener ventajas competitivas” (pág. 89) En otras palabras, es el nacimiento
para la toma de decisiones estratégica, ya que garantiza la salud a largo plazo
de la empresa. Al respecto, Morrisey, (1996), establece “un pensador
estratégico eficaz, tiene la capacidad de conectar sus acciones diarias con los
objetivos a largo plazo del negocio. Esto significa tomar decisiones
congruentes con las estrategias de la organización comprender cuando las
propias estrategias necesitan evolucionar…” (pág. 31)
De hecho, el pensamiento estratégico provee las plataformas para la
planeación estratégica con naturaleza intuitiva; lleva la figura, mientras que la
planeación a largo alcance lleva a la visión y la planeación táctica al beneficio,
a juicio de Morrisey, (ob. cit) “trata los valores, las convicciones filosóficas de
los ejecutivos encargos de guiar a su empresa en un viraje exitoso, la misión
y visión como conceptos actuales y futuros y la estrategia como la dirección
en que debe avanzar la empresa” (pág. 11).
De este modo, desarrollar el pensamiento estratégico en una
organización infiere la creación de un equipo directivo con una visión
compartida de futuro y de un compromiso personal, una caracterizándose con
el proyecto, estrategias y sentimiento profundo de autoridad, paternidad por
parte de todas las personas claves de la organización. Cualquier cambio que
se quiera introducir se pondrá en práctica mucho más fácil si se tiene el apoyo
de todo el personal directivo de la empresa. En síntesis, antes de que la
gerencia pueda decir que la empresa cuenta efectivamente con una nueva
estrategia, es ineludible transformar con éxito las finalidades en realidades.
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Arbitrado
2.2. El Pensamiento Estratégico como Modelo Gerencial