La educación, sin la menor duda, es uno de los factores esenciales para
el desarrollo del potencial humano, tanto a nivel individual, como en su
incidencia en el progreso colectivo de los pueblos, la base para el desarrollo
social y cultural sostenible, el crecimiento económico, además de la
democracia, factor decisivo para el desarrollo humano con incidencia sobre la
vida política, social, cultural, económica y democrática.
En ese sentido, es el eje alrededor de la cual gira un concepto amplio
del bienestar humano; por esa razón, se requiere de profesores con
competencias para visualizar las complejidades propias de una realidad
cambiante y demandante de capacidades que permitan entender mejor las
necesidades actuales, visualizar tendencias, tomar decisiones en contextos de
incertidumbre e identificar oportunidades, nuevos recursos para alcanzar la
meta impuesta por la sociedad: la calidad educativa.
Por esa razón, quienes imparten enseñanza en la educación media
general requieren el dominio de un conjunto de competencias, las cuales les
permitan asumir los cambios propuestos en la educación venezolana, donde
se incluyeron elementos novedosos que hasta el momento, sólo se
implementaban en el nivel primario.
Las competencias se conciben como una metodología en la cual se
pondera el saber hacer, visto no desde un enfoque conductista que se limita
al desarrollo de acciones o tareas, que tengan una evidencia medible,
cuantificable, observable, sino que tiene su fundamento en los principios
constructivistas y del aprendizaje significativo; no es el hacer por hacer, o
conocer simplemente como acumulación de saberes. Es un saber hacer en la
práctica, pero motivado en un aprendizaje significativo que se transfiere a
situaciones de la vida real y que implica la resolución de problemas en la
práctica.
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Arbitrado
1. Introducción