viviendo una nueva forma de construcción social de la realidad.
Ante esta realidad, Morín (2001), plantea los siete saberes necesarios
para la educación del futuro, los cuales resumiremos para su reflexión:
1.- Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión: La educación
permanece ciega ante lo que es el conocimiento humano. En consecuencia,
Morín considera que la primera e ineludible tarea de la educación para afrontar
tal ceguera, ha de ser la de enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio
conocimiento en un escenario social de reflexibilidad crítica y sobre todo de
convivencia ideológica.
2.- Los principios de un conocimiento permanente: Es necesario
enseñar los métodos que permitan aprehender de las relaciones mutuas,
influencias recíprocas entre las partes y el todo en un mundo complejo.
3.- Enseñar la condición humana: Porque es el objeto esencial de
cualquier educación, ya que el ser humano es a la vez físico, biológico,
psíquico, cultural e histórico. Para ello, el filósofo francés afirma que conocer
el ser Humano es situarlo en el universo y, al mismo tiempo, separarlo de él:
“la humanidad debe reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo,
reconocer la diversidad cultural implícita en todo lo humano.
4.- Enseñar la identidad terrenal, el desarrollo de un auténtico
sentimiento de pertenencia a la tierra, considerada como imprescindible para
el desarrollo de la conciencia antropológica, ecológica, cívica y espiritual.
5.- Una educación que enseñe a enfrentar las incertidumbres; en este
saber, el autor, refiere las distintas sociedades que han prevalecido
históricamente. Enfatiza que el futuro es incierto y el ser humano debe ser
consciente de ello. No se ha educado para la incertidumbre, es importante
fundamentar estrategias pedagógicas basadas en cada contexto, en cada
realidad.
169
Arbitrado
de integración social, un nuevo diseño del conocimiento. Es decir, se está