examina a las escuelas tanto en su medio histórico como en su medio social
por ser parte de la hechura social y política que caracteriza a la sociedad
dominante. Los docentes que aplican los enfoques de la pedagogía crítica
coparticipan con sus estudiantes en la reflexión de sus propias creencias y
juicios. De igual manera cuestionan críticamente los “textos” que se utilizan
en los procesos de enseñanza (pág. 64).
En resumen, podemos señalar, que los modelos pedagógicos son clave
trascendental en la relación docente- alumno, los cuales facilitan de acuerdo a
sus peculiaridades identificar y elaborar proyectos educativos con vista a
obtener nuevos niveles de eficiencia en sus postulados teóricos y
metodológicos, los cuales dependerán de la misión y visión de las políticas y
estrategias educativas implementadas en cada país, y de los rasgos
particulares de cada institución. De allí la importancia de tener una visión más
clara y coherente de lo que significan las escuelas convencionales y las
escuelas bolivarianas, las cuales se describen a continuación.
Escuelas Convencionales.
Las escuelas convencionales se caracterizan por que los estudiantes
reciben tres horas 45 minutos de contenidos académicos curriculares
incluyendo en esa carga horaria destinadas a educación física artes plásticas
y otras disciplinas, de tal forma los estudiantes reciben 19 horas 45 minutos
semanales de contenidos curriculares, lo que determina que la jornada para
los maestros de escuelas convencionales es de 5 horas diaria porque ahí está
incluido el tiempo dedicado al receso o recreo que dedica el estudiante, al
descanso y tiempo para merendar.
Por no poseer espacio de infraestructura o por abarcar una matrícula
numerosa, las escuelas convencionales no pasan a gozar de los beneficios
que otorga la escuela bolivariana. No obstante, el currículo nacional
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Arbitrado
de transformar la sociedad. Según Peter McLaren (1996), la pedagogía crítica