César Orlando Becerra Ramírez. Liderazgo del Directivo para Mejorar Relaciones Interpersonales en Personal de Organizaciones Educativas.
Revista Scientific. - Artículo Arbitrado - Registro nº:295-14548 - ppi. BA2016000002 - Vol. 1, Nº 1 – Agosto-Octubre 2016 - pág. 20/35
ISSN: 2542-2987
un buen líder ha de estar pendiente de las necesidades de sus subordinados
para atender a sus legítimas necesidades, ayudándoles a cumplir sus
aspiraciones, aprovechando sus capacidades al máximo” (pág. 31).
Esta situación evidencia que, hoy en día las organizaciones educativas
invitan al compromiso de directivos para mejorar las relaciones y lograr las
metas trazadas, incorporando al equipo de trabajo en todas las actividades
dentro y fuera de la institución, porque en la humanidad los sujetos se hallan
en mutua dependencia y reciprocidad. El contacto equitativo y la comunicación
son fundamentales, tanto para el individuo como para el grupo de tal manera
que sin ellos, la persona declinaría y el grupo dejaría de funcionar.
En ese orden de ideas, Zaldívar (2004), considera “todas las personas
establecen relaciones a lo largo de la vida como las que se dan con padres,
hijos, amigos, compañeros de estudio, trabajo. A través de ellas, intercambian
formas de sentir, comparten necesidades, intereses y afectos” (pág. 54). A
estas relaciones, se les conoce como relaciones interpersonales. Éstas se
basan, en la interacción no sólo con la persona sino con sus propias
experiencias, sentimientos, valores, conocimientos y formas de vida,
totalmente diferentes unos de otros.
Por su parte, García, (2003), indica “las relaciones interpersonales se
plantean en términos de las distintas posturas que adoptan las personas con
respecto a otras próximas y agrega éstas se refieren, a las actitudes, la red de
interacciones que mantienen los agentes personales” (pág. 2). De ahí, pueden
presentarse actitudes positivas como: cooperación, acogida, autonomía,
participación, satisfacción; pero también se puede observar actitudes de
reserva, competitividad, absentismo, intolerancia, frustración, que producen
una corriente interna, explícita o no, de deseos, aspiraciones e intereses
corporativos y personales.
En tal sentido, según Gardner (1983) “el personal de cada institución
debe compartir necesidades, intereses, enmarcados en un contexto
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