tranquilo, donde puedas leer sola, comer o tomar algo acompañada, alguien te recomienda El Acontista. Vas al centro de la ciudad, a la Calle 53 N° 43-81, al lado del Colombo Americano, para ser más exactos.
Te encuentras con un lugar que parece se detuvo en distintas épocas, un espacio acogedor, agradable, cuya serenidad hace un perfecto contraste con el ajetreado movimiento de esta zona de la ciudad. Está lleno de cuadros de escritores y todo tipo de libros, de los que te encantan; leer es como chismosear pues cada texto tiene una historia distinta para contar; tomas uno de ficción, eliges una mesa y, acompañada de una taza de café, comienzas a devorarlo.
El café y los libros siempre han combinado bien, como domingos y Netflix también van bien con las historias de amor. Solo necesitas tres tazas para terminar un libro que te enamore. Pero, justo cuando estás a punto de acabar, una voz profunda te distrae de la trama para contarte el final de la historia y arruinarlo todo, si no fueras tan tímida –y no se tratara de un joven muy apuesto- le hubieras dicho hasta de qué se va a morir, pero, para no ser grosera, te ríes incómoda y te ruegas a ti misma contestar algo ingenioso, “ojalá estés hablando de otro libro”, no fue tu mejor respuesta, pero te acercaste.
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“ojalá estés hablando de otro libro”, no fue tu mejor respuesta, pero te acercaste.
Después de tal frase, el joven pregunta si puede acompañarte, dice que al fin y al cabo ya no tienes que terminar el libro, ya sabes el final. Hablan un largo rato, te cuenta que el nombre El Acontista nace de un poema de León de Greiff en el que dice: “Yo, señor, soy acontista. Mi profesión es hacer disparos al aire. Todavía no habré descendido la primera nube.” Como si vender libros fuese lo mismo que lanzar tiros al cielo.
Hasta que te rugen tan fuerte las tripas que él pega un
ay lugares para el amor: librerías, cafés, restaurantes, parques y, a veces, hasta el cine. Pero, detengámonos en los tres primeros.
Las librerías son tiendas de historias y, aunque las más famosas del centro de Medellín están en vía de extinción, quedan algunas pocas con todo el ánimo de ofrecer experiencias distintas tanto dentro del mundo literario como fuera. Los cafés son, desde tiempos de antaño, lugares de encuentro, puntos de partida de los más increíbles relatos. Los restaurantes están para darle placer a los sentidos, para disfrutar, con las personas que quieres, aquellos platos que dejan en palotes al huevo revuelto que tanto disfrutas en la mañana.
El Acontista es un lugar para el amor porque, además de que es la perfecta combinación entre esos tres sitios, se le adiciona un gusto que nadie puede negar: el de la música. Así, esta librería compuesta resulta ser un lugar mágico porque, si bien la literatura que alberga tiene un sinnúmero de universos en sí, la cantidad de relatos diversos que pueden ocurrir en un lugar como este son inimaginables.
Pongámoslo así: Hace tiempo estás buscando un lugar amable en Medellín, un sitio tranquilo, donde puedas leer sola, comer o tomar algo acompañada, alguien te recomienda El Acontista. Vas al centro de la ciudad, a la Calle 53 N° 43-81, al lado del Colombo Americano, para ser más exactos.
Te encuentras con un lugar que parece se detuvo en distintas épocas, un espacio acogedor, agradable, cuya serenidad hace un perfecto contraste con el ajetreado movimiento de esta zona de la ciudad. Está lleno de cuadros de escritores y todo tipo de libros, de los que te encantan; leer es como chismosear pues cada texto tiene una historia distinta para contar; tomas uno de ficción, eliges una mesa y, acompañada de
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Lugar recomendado