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SAPO LECTURA Nadie lo imagina sin su característico color rojo intenso. Sin embargo, el ingrediente que le da ese color es de origen americano. A pesar de ingresar en España a mediados del siglo XVI, y bastante común en la elaboración de platos en el 1600, recién a comienzos del siglo XIX se incorpora al gazpacho. Además, el pepino, que le aporta un sabor característico, es originario de la India, pasa a Grecia y luego los romanos lo llevan a Hispania. Luego, el pimiento o chile es aporte azteca. El pan y el aceite de oliva, así como el vinagre, lo introducen o popularizan los soldados romanos. Una versión indica que la costumbre de los legionarios de beber una mezcla de vinagre y agua, a la que luego le añadieron pan y aceite, podría ser el antecedente directo del gazpacho. Los árabes, incorporan a esta sopa fría que ya bebían los campesinos andaluces, ajo y a veces almendras o leche de almendras. Tal vez esta última receta la consumieron los marineros de las naves que llegaron a América. En el Quijote, Sancho Panza menciona “mas quiero hartarme de gazpachos, que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente, que me mata de hambre”. Pero se debe referir a los contundentes gazpachos manchegos, que llevan carnes de caza cocidas hasta que se deshacen, y pan que se añade al caldo. En cuanto al gazpacho andaluz, fue la bella y sensual Eugenia de Montijo (nacida en Granada), esposa de Napoleón III, quien llevó la receta a Francia y ayuda a su internacionalización. www.revistasapo.com 55