El resto de la uva no es de ahí. Vienen de
viñedos familiares ubicados en Peralillo. La
parte especial es que pasamos la uva por
zaranda, un artefacto que permite despalillar
los racimos y romper las uvas, previo al
proceso de fermentación alcohólica. Esta
zaranda la hicieron ellos siguiendo las
instrucciones de unos viñateros amigos.
Fernando y Elina vivieron en EEUU. Por
eso, tienen varias “calles” con nombre en el
mismo jardín de la casa. Como por ejemplo,
Carmenere Avenue. Lo lindo de eso es que
este día de vendimia no solo se transformó
en un ritual familiar, sino en un evento social
en el que todos debían trabajar. Estaban
invitados hasta los compañeritos de colegio
de las hijas del matrimonio y, como no había
uva para tantos, igualmente a todos se
les dió una función. Por eso no faltaron los
pequeños “supervisores” que chequeaban
que ya no quedara uva por cortar.
Y si de compartir se trata, en torno a la
zaranda no sólo revivíamos una técnica
tradicional, también degustábamos unas
copas de vino rosado de Syrah, algo que
estaban experimentando, compartimos
quesos, huevitos duros; y conversábamos,
amenamente, mientras nos turnábamos
para “zarandear”. En este proceso, los
racimos se distribuían sobre los palillos o
tubos de la superficie y se presionan con las
manos para separar las uvas del escobajo.
“ZARANDA EN LUGAREJO”
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