Guantánamo resultó ser aún más horrible.
En esta isla cubana ocupada ilegalmente,
los prisioneros estaban fuera del alcance
del derecho internacional, las vistas
internacionales y aisladas del mundo. Los
EE.UU. podrían hacer lo que querían con
ellos. La difícil situación de Omar Khadr era
particularmente mala. Se le acusó de ser un
miembro de al-Qaeda. Como resultado, cada
soldado estadounidense tomó venganza
personal.
Él se mantuvo aislado en una celda de 6 pies
por 6 pies. No había ventanas. Estas jaulas
eran peores que los de los animales. Para
los estadounidenses estas personas eran “lo
peor de lo peor”.
Omar Khadr fue uno de los presos más
jóvenes de Guantánamo. Había otro
prisionero, un niño afgano de 10 años de
edad, que había sido recogido en Kabul.
Fue puesto en libertad seis años más tarde,
cuando los estadounidenses descubrieron
que era completamente inocente. No se le
dio ninguna disculpa o compensación.
Para los estadounidenses, Khadr tenía una
“gran cantidad de información” sobre al-
Qaeda y Osama bin Laden. Sus interrogatorios
continuaron sin parar. Si los interrogadores
no tenían las respuestas que querían oír, los
prisioneros recibían un severo castigo.
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