Durante muchos años, Khadr fue
encadenado ya sea en el suelo en
posición fetal o encadenado con las
manos atadas al techo.
En abril de 2003, cuando un grupo
de agentes canadienses de la
Seguridad de Canadá y el Servicio
de Inteligencia (CSIS) lo visitó en
Guantánamo, él pensó que estaban
allí para ayudarlo ya que él era un
ciudadano canadiense. Luego se
dio cuenta de que ellos vinieron a
interrogarlo, incluso mientras él
les contó cómo fue torturado, los
agentes del CSIS se burlaban de él.
Así, permaneció en Guantánamo sin
juicio hasta octubre de 2010, el único
ciudadano occidental no repatriado
a su propio país. Finalmente, se auto
declaró culpable de asesinato y
crímenes de guerra en virtud de un
acuerdo con el fiscal que muchos
dicen se inició sólo para evitar un
juicio en un tribunal militar y una
sentencia de cadena perpetua
automática que le habría mantenido
en la cárcel para siempre. En virtud
del acuerdo, se le dio una sentencia
de ocho años.
SAPO CULTURA
www.revistasapo.com 71