REVISTA SAPO REVISTA SAPO 07 | Page 95

Quedé perpleja, no podía creerlo. Llevábamos dos días y ya habíamos hecho cosas que ni siquiera imaginábamos. Fui al baño, vomité lo último que me quedaba en el estómago, me bañé rápidamente, me puse mi mejor pinta y salí sola a buscar a mis amigas a la plaza donde estaban todas las discotecas. ¿Cómo se les ocurre salir de fiesta y no avisarme? En Cancún es imperdonable perderte aunque sea un día de carrete, así que salí del hotel. Hice dedo a un taxista que después de rogarle me llevó gratis a la Plaza Fórum e incluso me compró una Gatorade para mi caña, la gente mexicana es muy amable. Caminé por toda la plaza y no encontré a mis amigas, entré a todas las discotecas (gratis obviamente) con la excusa que andaba buscando a mis compañeras de viaje, pero lo más divertido fue que me olvidé de ellas. Empecé a carretear sola y lo pasé excelente. Entré a 8 discos y en cada una me gané un besito de algún guapetón. Ya eran las 7 am y George, un turco radicado en Nueva York me regaló la mitad de un éxtasis. Salí de la discoteque y empecé a correr, necesitaba liberar energía, corrí mucho, con tacos de al menos 15 cm. Terminé subiéndome a una micro para volver al hotel. La pastilla me hizo efecto ahí y empecé a ver a todos los hombres con otros ojos, Encontraba mino hasta el chofer que era un viejo de 60 años. www.revistasapo.com I´M IN CANCÚN BITCH 95