Los “Metralleta Boys”
Ver por primera vez a jóvenes de no más de 30
años (incluso menores de edad) caminando
con un cigarro en la boca, shorts, sin polera y
un walkie-talkie, puede parecer muy normal.
Pero si le agregamos una metralleta (tipo AK-
47, cuyo uso está exclusivamente permitido
a militares) no es una situación a la que uno
esté acostumbrado.
Sin embargo ya en el segundo día dentro
de la favela, se transforma en un hábito
incluso, como ellos están ubicados en puntos
estratégicos dentro de la favela y sus turnos
de vigilia son bastantes más largos que un
turno habitual, uno termina conversándoles,
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compartiendo cervezas, aprendiendo pasos
de funky y riendo como grandes amigos. A
estos guardias-inexpertos con cara de malos,
pero ni tanto, decidí llamarlos secretamente
los “Metralleta Boys”.
Incluso de noche, era muy habitual terminar
conversando con ellos. La vida aquí puede
ser tan bohemia como el Patio Bellavista o
el Barrio República. Eso sí, las cervezas o las
caipiriñas cuestan hasta cuatro veces menos
de lo que puede costar en Copacabana y la
mayoría de la gente prefiere sacar sus sillas
afuera de su casa e instalarse en plena calle
a disfrutar de una cerveza bien helada y
compartir con los vecinos.
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