Mi acuerdo con Neuza, la fundadora de
este centro que también me daba desayuno,
almuerzo, me lavaba la ropa, me tenía una
cama anti-mosquitos y hasta un ventilador
personal, era reforzar lo que ellos sabían de
español mediante juegos, un panorama que
iba bastante acorde a mi esencia.
Jugamos “Quién es Quién” o el famoso
“Ludo” con el fin de entretenerlos y sacarles
sonrisas. Conocí niños muy especiales. Ruhan
de 9 años, me dijo en español: “Yo quiero ser
profesor no por el dinero sino porque me
gusta enseñar”.
Por lo general, en las favelas los niños
lidian con armas y drogas constantemente
pues todas se sustentan básicamente del
narcotráfico de cocaína, crack y marihuana. El
líder de la favela junto con sus “mano derecha”
administran a su modo la comunidad y Parada
De Lucas. No era una comunidad pacificada,
lo que significa que las autoridades aún no
han intervenido dentro de ellas.
Sólo en Río De Janeiro existen unas 750
favelas, de las cuales 174 se encuentran
vigiladas por las UPP (Unidades de Policía
Pacificadora) que suman un total de 9.500
policías en las calles, ayudando a disminuir el
índice de criminalidad.
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