IBIZA
La gente bailando, riendo y disfrutando al calor
del sol que brillaba al igual que nosotros. Tipo 6 de
la tarde, el famoso chiringuito pasaba de ser un lugar
abierto en la playa, a un local que bajaba sus cortinas
quedando cerrado como si fuera una discoteque. La
gente comenzó a entrar y yo me apresuré a hacer lo
mismo, ¡no quería perderme nada! Busco mis chalas y
mi toalla, pero no encuentro ninguna de las dos cosas,
con el caudal de gente y la distracción constante
provocada por los estímulos visuales, había extraviado
mis pertenencias. La verdad me importó poco hasta
que me acerco a la puerta de ingreso, de lo que ahora
era una tremenda fiesta cerrada. Me indican que no
podía entrar si no tenía algún tipo de calzado. ¡Mierda!
Mis hawaianas estaban en qué pies. Entonces pensé
en alguna solución, la que encontré en la playa. Y
ahí estaban las hawaianas mi amigo Fangulo, quién
estaba fumado y algo borracho. Así que aproveché su
distracción y me robé sus chalas.
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