Historias de las ciencias criminológicas en Chile.
Es importante aclarar que si bien los sistemas policíacos y criminológicos se aplicaron
preferentemente sobre los sujetos subalternos, hubo casos que lograron escapar de la
protección y resguardo de la criminología del poder y se revelaron los delitos de la elite,
cuyos efectos fueron y son hasta la actualidad más altos, desde una perspectiva humana
y económica. Aquí se hace presente una criminología profana que se caracterizó por
visibilizar una criminalidad “no tan ignorada”, la denominada criminalidad de cuello blanco, y
por presentar un discurso crítico de los actores y agencias que componían el poder punitivo
chileno.
En este libro están grabadas las imágenes de esta industria del delito. Saberes y prácticas que
fueron construyendo la inquietante asociación entre peligrosidad y pobreza, que aún perdura
hasta la actualidad. Al parecer el delito es patrimonio de un grupo social determinado. Ahí
recae el triunfo de la criminología oficial, en la creación de la frontera política y social entre
un nosotros (gente “decente” o común) y los otros (pobres, marginales, ladrones, conflictivos),
división que justificó (an) y alimentó (an) las políticas de seguridad propuestas por el Estado
liberal y el Neoliberal.
Creemos que este modelo de criminología no permite ver que
la misma doctrina de exterminio de la llegada de la modernidad
liberal, es la que nos vigila e identifica hace más de un siglo, a través
de su conservadora- nueva industria de la seguridad. Esa misma
doctrina de seguridad nacional que elaboró al criminal político, que
había que exterminar y erradicar para un modelo neoliberal, sea la
misma doctrina que nos construye una modernidad de bioseguridad
contemporánea.
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