REVISTA SAPO GORMET REVISTA SAPO GOURMET 07 | Page 42

Los rusos quemaron las cosechas, le quitaron el alimento, inutilizaron sus cocinas e iniciaron el camino que el Gran Corso culminó en Waterloo. Ya después de la batalla ganada, a los austro-húngaros en Marengo, había sufrido la pérdida de sus provisiones y el enemigo había quemado sus cocinas. Para restaurar el maltrecho estómago de un Napoleón hambriento, Durand, su jefe de cocina, tuvo que mandar rapiñar las escuálidas granjas vecinas y creó el “Pollo a la Marengo” con una gallina, huevos, pan, tomate, champiñones, cangrejos, vino blanco y aceite. Durand demostró qué es ser cocinero: recordó una receta de su casa natal en los Alpes Suizos, utilizó los únicos ingredientes disponibles y los combinó para elaborar un plato sabroso. Napoleón quedó encantado y el plato con variantes pasó a integrar la haute cuisine. Sirvieron los cocineros para evitar la extinción de las hordas de homínidos, al eliminar por medio de la cocción las bacterias de la carne cruda. El hombre culinario inició el proceso de civilización tal y como lo entendemos ahora. Como Faustino Cordón afirmamos que cocinar hizo al hombre. En ese contexto, ya en el siglo XXI, ¿para que sirve un cocinero? Yo diría, que estamos más expuestos que nunca a una involución. Cuando la industria de la alimentación, y su aliada natural, la farmacéutica, nos engatusan ofreciendo todo tipo de sustancias comestibles con aspecto alimenticio e intentan instalar la idea de que cocinar es perder el tiempo inútilmente, los cocineros debemos rebelarnos. Debemos defender los alimentos naturales, saludables, formas de cocinar platos tradicionales, identificados con la cultura. ¿PARA QUÉ SIRVE UN COCINERO? www.revistasapo.com 42