los colores de las paredes de la tienda en cuestión o la rapidez de las colas en la línea de caja son cuestiones muy importantes a la hora de que el establecimiento nos deje un buen recuerdo en nuestra memoria, recuerdo que sin duda será evocado en futuras ocasiones.
Tampoco podemos olvidar que los estímulos negativos nos condicionan mucho más que los positivos, y que basta una mala experiencia en un establecimiento para que decidamos no volver a pisarlo jamás.
5) Comportamiento post-compra: esta es la fase decisiva, y es aquí donde podemos sentirnos satisfechos con el producto que acabamos de adquirir o decepcionados, lo que hará que repitamos o no.
La evaluación o valoración que hacemos después de la compra tiene consecuencias muy importantes para las empresas porque crea fidelidad por parte del cliente, algo deseado por cualquier compañía.
Desde luego, con internet en las manos no podemos subestimar el poder de un cliente enfadado, triste o decepcionado con determinada marca y con el poder por parte de este para dañarla.
Un ejemplo de esto lo encontramos en TripAdvisor, donde podemos puntuar de forma negativa el restaurante al que acabamos de ir, haciendo que otros potenciales clientes se piensen si poner un pie o no a ese establecimiento.
Tener conciencia de este proceso nos puede hacer unos consumidores mucho más responsables, así como evitar comportamientos impulsivos hacia las compras o dejarnos llevar por el slogan de una compañía sin pararnos a analizar antes si de verdad necesitamos ese producto o es mero capricho.
De este modo, le sacaremos más partido a nuestra scompras y evitarenos el sentimiento de culpa que aveces nos invade cuando percibimos que compramos o que gastamos mucho dinero en determinado producto de forma innecesaria.