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PostdoctUBA
Revista del Postdoctorado
de la Universidad Bicentenaria de Aragua
Volumen 1. No. 2
Octubre, 2018
-Un proceso dinámico y multidimensional que realizan el docente, los estudiantes,
la institución educativa y la sociedad.
-Tiene en cuenta tanto el proceso como los resultados del aprendizaje.
-Tiene como guía el proyecto ético de vida (necesidades personales, metas y
caminos)
-Reconoce las potencialidades, las inteligencias múltiples y la zona de desarrollo
próximo de cada estudiante.
Se basa en criterios objetivos y evidencias acordadas socialmente, reconociendo
a su vez, la dimensión subjetiva que hay en todo proceso valorativo. Dado los
niveles de cobertura y complejidad de la valoración de las competencias se
requiere de la aplicación de tres procesos interdependientes como son: auto, co y
heterovaloración.
-Autovaloración, donde la propia persona valora la formación de sus
competencias con referencia a los propósitos de formación, los criterios de
desempeño, los saberes esenciales y las evidencias requeridas.
-Covaloración, consiste en la valoración que realizan los estudiantes entre sí de
las competencias, de acuerdo a criterios preestablecidos, representa una
valoración del proceso entre pares.
-Heterovaloración, representada por la valoración que hace una persona de las
competencias de otra, en función de los logros y los aspectos por mejorar en
razón a parámetros acordados.
Se puede inferir según lo expuesto del qué se enseña y qué se evalúa, más la
sumatoria de los nuevos roles tanto del docente y del estudiante con la
aplicación de nuevas estrategias, la complejidad del proceso educativo por
competencias.
El desempeño laboral requiere dominio concreto y que éstos pueden
ser organizados e identificados con el propósito de que la
educación los asuma. Las competencias laborales se originan
en el universo
empresarial y su relación con la educación
depende de los resultados o realizaciones que ésta alcance en
términos de eficacia y rendimiento productivo.
Las competencias son procesos complejos de desempeño y como tal su enunciado debe
contener la articulación sistémica de los saberes, esto es el ser, el hacer y el conocer;
necesarios para actuar en diferentes contextos de la realidad laboral, personal y social, que
permitirá analizar y resolver los problemas desde una visión ética, tomando en cuenta su
ser y el de los demás, además de su entorno ambiental.
En este aspecto el curriculum tiene y ha tenido un significado diverso y extenso como
herramienta para la regulación de las prácticas pedagógicas. Permite contrastar las
visiones sobre lo que se cree que es la realidad educativa en un momento histórico
específico, refleja así el contenido de lo que se pretende que aprenda el estudiante y como
debe ser esta práctica, condicionándola.
De allí, que la teoría del curriculum, es una metateoría que engloba discursos teóricos
desarrollados fuera del ámbito educativo, por lo cual Kemmis (1986) citado en Sacristán
(2010) plantea que el curriculum debe verse como un problema de relación entre la teoría y
la práctica por una parte, y entre la educación y la sociedad, por otra. Su configuración y
desarrollo engloba prácticas políticas, sociales, económicas, de producción de medios
didácticos, prácticas administrativas y de control de supervisión del sistema educativo,
entre otros.
Como se puede observar, no es una definición sencilla, esquemática y clasificadora por la
complejidad del concepto como tal, de ahí que es, el plan de estudio o proyecto educativo
general en donde se concretan las concepciones, ideológicas, socio-antropológicas,
epistemológicas, pedagógicas, y psicológicas que determinan los objetivos de la educación
escolarizada.
Se trata de que el mundo sigue cambiando, por lo tanto hoy se necesita de una revisión
constante de los curriculum para revelar si los conocimientos, habilidades y destrezas que
se administran a los estudiantes están en concordancia con los requerimientos de la
sociedad del conocimiento, dado que a partir del fenómeno de la globalización se
establecen nuevas y distintas interrelaciones económicas, sociales y políticas,
modificándose las formas comunes de las actividades del ser humano y por lo tanto, afecta
la educación.
Fuente: Pontificia Universidad Católica de Perú. (2014) Encuentro Internacional
sobre
Currículo
por
Competencias.
Disponible
en:
http://vicerrectorado.pucp.edu.pe/administrativo/noticias/encuentro-internacional-
sobre-curriculo-por-competencias/
Universidad, Currículo y Mercado Laboral
La formación por competencias debe contemplar lo personal, lo cultural y lo socio-
laboral, con el fin último de lograr el desarrollo, bajo criterios de una convivencia
armónica y solidaria, en razón de lo cual corresponde a las Universidades, como
instituciones de educación formal, preparar a ese ciudadano que tendrá la
responsabilidad de asistir con otros en la realización de alguna actividad y la
resolución de los problemas que enfrente el tejido social al cual pertenece.
Es así como las instituciones universitarias que asumen el modelo por
competencias deben establecer la relación entre educación, pedagogía, didáctica,
trabajo y currículo, generándose así un enfoque socio formativo a través de una
formación humana integral del estudiante, con capacidad para enfrentar los
problemas con apertura mental y criterios de pensamiento flexible como producto
del análisis, reflexión y critica de sus ejecuciones. Lo que significa según Tobón
(2006:8) que “no es posible pensar la formación humana en el marco de
propuestas epistemológicas unidimensionales simplistas y univocas, por lo cual el
pensamiento complejo constituye una perspectiva de relevancia para su
reconceptualización.” Para Tobón (ob cit: 6) el enfoque socio formativo complejo
es:
De allí que para la UNESCO (2007:91) la educación es concebida como “un proceso
permanente que facilita el aprendizaje, el desarrollo de competencias, la experiencia y la
incorporación plena de los valores, afectos y de sus potencialidades, tanto individuales
como sociales” Es así, como la educación debe tener como propósito el desarrollo del
talento y aptitudes de cada persona como misión humanista.
La política educativa debe estar guiada por el principio de equidad, las necesidades del
desarrollo endógeno, de las diversidades culturales; del auge exponencial de la
comunicación a través de las TIC y el internet, lo que indica la necesidad de un diseño
curricular que se ajuste a las demandas de la sociedad del conocimiento que ha dejado
sus huellas también en el ámbito laboral. Según Maldonado (2003:34) en tal sentido:
El desempeño laboral requiere dominio concreto y que éstos pueden
ser organizados e identificados con el propósito de que la
educación los asuma. Las competencias laborales se originan
en el universo
empresarial y su relación con la educación
depende de los resultados o realizaciones que ésta alcance en
términos de eficacia y rendimiento productivo.
Se comprende que las empresas no son organismos estáticos sino que dependen del
contexto evolutivo del mercado que está regulado por una tendencia hegemónica que
según Mertens (1996) son: (a) complejidad en los parámetros en cuanto a precio, calidad,
diseño y servicio, (b) apertura de mercados, (c) mayor dinamismo en los mercados, cambio
en los materiales y en la organización entre otros, (d) mayores exigencias entre los
competidores respecto a los parámetros de calidad. Evidentemente según lo expuesto se
hace necesario que las Universidades, el currículo y el mercado laboral unan sus esfuerzos
para el logro de un mundo mejor para quienes lo habitan.
ISSN: 2610-8134
Recibido
Marzo, 2018
Aceptado
Octubre, 2018
Páginas
4
Depósito Legal: AR2018000091
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